



¿Analfabetos?
Don Evaristo y la luna.-El loco de Don Evaristo, enamorado de la dulce y triste cara que sus cráteres le pintan, no podía entender que su amada no se quedara frente a él, como hacen los enamorados, para escuchar todo lo que tenía que decirle, sino que tras un breve rato, se fuera alejando de él hasta perderse en los montes. Eso sí: a la noche siguiente, otra vez regresaba. Así que, se acostumbró, ya que sus reproches no lograron retenerla, e incluso, las pocas noches que no salía, también la esperaba y la llamaba si, entre los nubarrones negros, creía ver parte de su carita blanca y plateada.

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